Se trata de una intervención en una vivienda existente de construcción tradicional con muros de adobe y cubierta a dos aguas de madera y teja, cuyo año de construcción data de 1890.

Debido al interés mostrado por parte de la propiedad por conservar la composición inicial de la construcción, se decide conservar todo el muro de adobe perimetral con la única finalidad de aportar un aislamiento térmico a la envolvente del edificio, así como mantener el espesor original del cerramiento. Es por este motivo por el cual se lleva a cabo el levantamiento de un muro de carga perimetral de fábrica de bloques de termoarcilla, sobre el cual se levantará la cubierta.

La vivienda se desarrollará en dos plantas, con dos puertas de acceso en planta baja, una al Noreste directamente desde el viario público, y otra al Sureste, accesible desde el interior de la parcela.

Una de las premisas del proyecto es la de mantener y mejorar, en la medida de lo posible, aquellos elementos tradicionales preexistentes, como son los muros de adobe, de manera que se aprovecha la inercia térmica que aportan. De otra parte, se pretende poner en valor la cubierta de madera realizada, con cerchas y vigas de madera para la estructura portante, y friso de madera conformando el tablero de cubierta. Para ello se dispone un espacio a doble altura en una parte del salón para poder contemplar dicha cubierta y separar espacios dentro del denominado salón,  favoreciendo la mayor captación de radiación solar y la ventilación cruzada en toda la vivienda.

La voluntad del proyecto es dotar de espacios diáfanos, fácil y cómodamente relacionados. Desde el hall de la puerta de acceso principal, la Noreste, se accede al comedor, la cocina y a un espacio distribuidor que comunica con el baño de la planta baja, el salón y las escaleras que dan acceso a la planta superior. En planta superior se encuentra el balcón-distribuidor que asoma al espacio a doble altura del salón y distribuye las cuatro habitaciones y el baño de la planta superior.